El ingreso a la universidad: Cursos introductorios Programas de admisión de Estudiantes. Integración en la Institución.

LÍnea TemÁtica: PrÁcticas para la reducciÓn del abandono: Acceso, IntegraciÓn y PlanificaciÓn.

LUJAMBIO, Vanessa

RAMOS, Sofía

SANTIVIAGO, Carina

Programa de Respaldo al Aprendizaje

Universidad de la República (UdelaR) - URUGUAY

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El presente resumen procura dar cuenta de uno de los dispositivos que se desarrolla en el marco del abordaje de la situación de ingreso de los estudiantes a la UdelaR, denominado Cursos Introductorios. Es impulsado por el Programa de Respaldo al Aprendizaje (PROGRESA) en conjunto con los diversos Servicios Universitarios (Escuelas, Institutos y Facultades). En el momento del ingreso, para los estudiantes los espacios de formación anteriores pueden diferenciarse en relación al actual en diversos aspectos: lo formal, lo metodológico y organizacional, entre otros. La situación de ingreso es una instancia en la cual se produce el encuentro entre la información y los mitos existentes en relación a la propuesta académica de la Institución, que pueden corresponderse o no con la realidad imperante. Este momento además, es propicio para abordar la temática de la integración, ya que en el estudiante novel pueden imperar sentimientos de soledad, inseguridad y temor que se relacionan con aquello que desconoce. Ante esta situación, la creación de Cursos Introductorios a la Vida Universitaria, procura dar respuesta a través de diversas estrategias que promuevan la inserción plena de los estudiantes en esta nueva etapa. Dentro de los objetivos que se pretenden alcanzar, se destacan: aportar a la construcción del sentido de pertenencia a la institución educativa por parte de los ingresantes, procurando minimizar el impacto inherente a la transición; y promover la creación y el fortalecimiento de los vínculos entre el grupo de pares, así como con otros referentes institucionales. Este tipo de propuesta puede pensarse desde el marco teórico que aportan el Psicoanálisis y la Psicología Social, en el desarrollo de conceptos como: pertenencia, identidad, identificación, producción de subjetividad, vínculo. La metodología que se utiliza depende de su implementación en cada Servicio Universitario, variando en relación a: duración y frecuencia, referentes a cargo, contenidos, entre otros. Tanto en su diseño como en su implementación, se procura el abordaje de la información sobre recursos centrales de la UdelaR y de cada Servicio Universitario en particular, en articulación con propuestas que incluyan un componente lúdico-participativo. Para el año 2012, los datos aportados por el formulario de evaluación aplicado a los estudiantes ingresantes, indican que logran una mayor interacción entre el grupo de pares y acceden a la información desde una modalidad dinámica y participativa, vinculándose con otros actores institucionales (docentes, estudiantes, tutores pares, funcionarios) y recursos existentes que aportan a su proceso de inserción en la vida universitaria.

Palabras Clave:Ingreso, Inserción Plena, Vida Universitaria

1. Contextualización Institucional

La Universidad de la República (UdelaR, 2012) constituye la principal institución pública de Educación Superior y de investigación del Uruguay. A nivel orgánico es autónoma y cogobernada por los diferentes órdenes que la componen y representan; docentes, estudiantes y egresados.

En los últimos años ha desarrollado e impulsado la creación de múltiples estrategias que apuntan a atender las diversas realidades y particularidades de sus estudiantes en todo el país, procurando el abordaje del ingreso, la permanencia y el egreso.

En el marco del proceso de la Segunda Reforma de la Ley Orgánica que rige la UdelaR, cuya creación data del año 1958, se apunta a la generalización de la enseñanza avanzada y la curricularizacion de la extensión en espacios áulicos integrales. Así, la Universidad se propone recibir y abordar a los estudiantes en un ámbito educativo tendiente a tomar en cuenta el proceso del mismo en la integración a la Universidad y fortalecer las estrategias encaminadas a potenciar su trayectoria en la Educación Superior. (Scarlatta, L. y otros, 2007)

Con el impulso del Rectorado acompañado de lineamientos generales del Pro Rectorado de Enseñanza, durante el año 2006 se crea un Programa que procura atender a esta realidad mediante el desarrollo de estrategias de apoyo y acompañamiento a los estudiantes de ingreso. Inicialmente se denomina “Programa de Apoyo, Acogida y Seguimiento a la Generación de Ingreso a la Universidad de la República”. A partir de diciembre del 2009, pasa a nominarse “Programa de Respaldo al Aprendizaje” (PROGRESA), reconversión basada en la experiencia acumulada en los dos primeros años de funcionamiento.

Este proceso de reconversión trae consigo la ampliación y redimensionamiento de los objetivos y campo de acción del Programa, así como su potencial impacto.

Actualmente el PROGRESA tiene como objetivo estratégico, contribuir a la generalización de la enseñanza avanzada, fortalecer y potenciar las trayectorias educativas de todos los estudiantes procurando aportar a su inserción plena a la vida universitaria, acercando los recursos que la Universidad ofrece a su estudiantado y la comunidad toda.

Para lograrlo, desarrolla diversas acciones que se enmarcan en dos grandes líneas conceptuales:

Tutorías.

Apoyo a los Estudiantes.

En ambas líneas, se trabaja con los estudiantes que se encuentran en la etapa de transición, entre la salida de la Educación Media Superior (EMS) y los primeros tiempos universitarios, así como a lo largo de su trayectoria estudiantil, con base en la necesidad de instrumentar estrategias variadas atendiendo a la diversidad estudiantil.

Dentro de la línea Apoyo a los estudiantes, y de los dispositivos de intervención que se desarrollan, se destaca el diseño e implementación de Cursos Introductorios (CI) a la Vida Universitaria. Los mismos se planifican y se llevan a cabo en forma conjunta con los diferentes actores institucionales que forman parte de los Servicios Universitarios que conforman la UdelaR.

2. La transición a la Universidad

La transición es un período donde los ingresantes aprenden a ser universitarios. Deben pasar de su condición de alumno del secundario a ser alumnos de la universidad (Aguilar Rivera, 2007).

En esta misma línea, Coulon (1997, citado en Diconca, 2011, p. 21) “desagrega esta etapa en tres momentos distintos. El primero que llama de aculturación y alienación implica una ruptura con su condición de estudiante de secundaria, al que sigue un período de transición”.

Implica un proceso de adaptación a nuevos y diferentes códigos en la construcción del oficio del ser estudiante universitario, que exigen una reorganización y acomodación de lo ya incorporado a la nueva realidad imperante. Poder detectar, descifrar e incorporar dichos códigos constituye un desafío que no todos los estudiantes logran abordar de la misma manera, lo cual responde a múltiples motivos, algunos de los cuales se explicitan en el presente apartado.

Una idea central de la teoría de Tinto (1975, 1993) es que el estudiante entra en la educación superior con un conjunto de características y background personal, intenciones, expectativas, y con la decisión de permanecer o salir de los estudios superiores está en función del nivel de integración académica y social que alcanza en la institución (Aguilar Rivera, 2007).

3. El ingreso a la Universidad

La primera fase de la trayectoria comprendida entre el ingreso y los dos primeros años, son claves en el recorrido. Cada vez más se entiende el primer año como un año de apoyo al estudiante, de orientación para el aprendizaje y de confirmación de la carrera (Camilloni, 2010). Se trata de un momento de transición, o de pasaje donde el estudiante debe aprender su oficio de estudiante universitario. Si bien en sentido estricto, no existe un rito de pasaje en términos antropológicos, la liminaridad propia de la iniciación está presente en el primer año de ingreso a la universidad. (Diconca, 2011, p. 21)

La situación de ingreso se define para el estudiante como un momento de crisis, lo que alude a “separación, diferenciación, discriminación. Separación en relación a lo que se viene siendo y transformación hacia lo nuevo a ser” (Frechero, Sylburski, 2000, p.89) Este cambio implica el pasaje de una etapa que se centra en una oferta menos específica (EMS), donde la formación se organiza por macro áreas de conocimiento; hacia la concreción de una más específica que conlleva una elección vocacional en el marco de la construcción de su proyecto de vida.

Es entonces que uno de los factores fundamentales en juego en este momento, lo constituye la materialización de esta elección. El estudiante que llega a esta instancia de su proceso formativo presenta características propias construidas en base a su proceso de aprendizaje previo, un largo periodo académico. Es en este sentido que no sólo opta por la institución y la carrera, sino también las formas de ser y estar en la Universidad, momento en el que se encuentra en un período de adaptación y ajuste a este nuevo contexto. Los estudiantes entran en una lógica de elaboración y adaptación cognitiva, afectiva y vincular a los nuevos códigos y las nuevas modalidades de aprendizaje. Esto implica el inicio del proceso de construcción de una nueva identidad: la del ser estudiante universitario, cómo transitar, con quienes, qué niveles de participación y compromiso se requieren en este nuevo proceso de aprender.

4. El lugar de la Institución al ingreso

Acompañar este proceso de inserción del estudiante implica comprender algunos de los procesos de objetivación-subjetivación de la vida cotidiana que los estudiantes utilizan para resolver las dificultades institucionales e intelectuales que van encontrando a su paso, en el ingreso a una nueva categoría a adquirir y conservar: el estudiante universitario.

Proceso de familiarización que remite al estudiante a etapas formativas precedentes, lo que implica un proceso de ruptura más que de continuidades, lo que exige al estudiante la comprensión de nuevas relaciones sociales y pedagógicas para las cuales debe atender y aprender nuevos códigos. La asimilación y acomodación de este nuevo universo a lo ya adquirido, habilita procesos de aprendizaje que aportan en la construcción del nuevo rol dentro del contexto universitario.

En la situación de ingreso se producen encuentros entre las expectativas, la información y los mitos existentes en relación a la propuesta académica de la institución; con la realidad imperante, que puede corresponderse o no con aquéllos. Estos primeros momentos al ingreso son relevantes en la resolución de la transición, donde el estudiante realiza un primer balance entre aquellos que trae y lo que la realidad institucional le presenta.

Este momento es propicio para abordar la temática de la integración en dos niveles: a la institución y con el grupo de pares. Esto responde a que en el estudiante de generación ingresante pueden imperar sentimientos de soledad e inseguridad, producto del momento que se encuentra transitando. Soledad en cuanto a la percepción de ser el único que se encuentra agobiado por la dinámica institucional y la información que recibe, la cual en este momento puede resultar confusa y aún más cuando es muy amplia y en un lapso muy corto de tiempo. Puede leerse inseguridad y temor que se relacionan con aquello que se desconoce, pero a su vez no deja de generar expectativa y curiosidad ante todo lo nuevo que se le presenta.

En la etapa de ingreso se torna fundamental el grupo de pares así como las acciones institucionales implementadas para fomentar y facilitar la plena inserción del estudiante en la misma, pudiendo oficiar como facilitadores u obstaculizadores durante estos primeros tiempos universitarios. La integración social en el marco de esta nueva comunidad académica, se relaciona directamente con el sentimiento de pertenencia a la institución.

Tal como plantean Frechero y Sylburski (2000), se vuelven claves los encuentros con iguales, el intercambio de información, la comunicación viabilizada por códigos comunes.

En el grupo de pares el valor de la solidaridad puede verse de manera nítida, favorece el afianzamiento entre sí y a una institución. Este proceso decanta de una manera muy lenta en las nuevas generaciones, las cuales son factibles de sentirse agobiadas ante la tan amplia y nueva información y los nuevos procesos de autogestión que deben incorporarse, para convertirse en protagonistas activos de sus procesos de aprendizaje en la Universidad.

El fortalecimiento de las relaciones interpersonales entre el grupo de pares, cobra una importancia vital en el contexto de cualquier espacio de aprendizaje. Si bien los espacios de aprendizaje pueden darse en diversos escenarios, cuando a educación formal se hace referencia, la colaboración, el diálogo, el intercambio, el apoyo afectivo, y el acompañamiento, entre otros, se convierten en factores esenciales que contribuyen directamente al desarrollo de los procesos de aprendizaje.

Es en este marco de interacción que se producen procesos identificatorios que dan paso a la producción de subjetividad y aportan a la conformación del ser estudiante universitario, en relación a otros y a la institución.

Desde el Psicoanálisis, según plantean Laplanche y Pontalis (1971), una de las definiciones de la identificación hace referencia a la exteriorización afectiva temprana con otra persona, que se constituye en la primera forma de ligazón afectiva. Uno de los tipos de identificación es aquella que surge cuando se establece un punto de encuentro entre varios Yo, formándose allí una zona de comunidad entre los mismos.

En este sentido el sentimiento de pertenencia se construye a través y de forma fundamental, por los vínculos y aquellas redes de sostén con las que el estudiante puede contar. Estas redes inter e intra institucionales son las que posibilitan la creación de dispositivos que atiendan esta complejidad.

Los dispositivos grupales se convierten en instancias potenciadoras en las que se pueden incorporar nuevos aprendizajes, ya que se fortalece y enriquece la labor individual y colectiva. Pueden a su vez ser vivenciados como espacios de participación, promotores de nuevos canales de comunicación, con quienes se encuentran en su misma situación, en particular la situación de ingresante. Se procura transformar el papel del estudiante, como sujeto receptor de la enseñanza a sujeto activo del aprendizaje.

En esta línea, Montero (1995) plantea que la participación implica entre otros aspectos; que las personas compartan con otras, determinadas emociones y circunstancias. A través de la misma, se generan cada vez mayores niveles de involucramiento entre estudiantes y la Institución, lo cual contribuye a la apropiación del ser estudiante universitario.

Para el PROGRESA, resulta fundamental recibir al estudiante novel a través de una propuesta institucional innovadora e integradora que se diseña con el objetivo de esperar y recibir a aquel que se encuentra frente a lo nuevo y desconocido. Es en este sentido, que la temática que convoca el presente trabajo se vuelve central para el acompañamiento del estudiante en los primeros tiempos de su tránsito por la vida universitaria.

La diversidad de formas de transitar y abordar la situación de ingreso por parte de los estudiantes, constituye para la Universidad un reto a superar al momento de atender a este proceso, desplegando líneas de sostén y acompañamiento entre las que se destacan los Cursos Introductorios.

5. Los Cursos Introductorios como dispositivo al ingreso

Resulta pertinente en este punto desarrollar la definición y características de los CI (Mosca, Santiviago, y cols, 2010). Los mismos constituyen actividades curriculares e introductorias, que se realizan en el marco de los Servicios Universitarios al momento de inicio del año lectivo, dirigidos a estudiantes de ingreso a la UdelaR. A través de este dispositivo, se dan a conocer referentes, funcionamiento y estructura institucional, así como algunas nociones básicas sobre otros cursos que se desarrollan posteriormente.

Los CI tienen como objetivos generales: aportar a la construcción de sentido de pertenencia a la institución educativa por parte de los ingresantes, procurando minimizar el impacto inherente a la transición; promover la integración de los ingresantes entre sí y con el resto de los actores de la institución; informar sobre recursos institucionales, modalidades de cursado, estructura de funcionamiento, entre otros.

Respecto a la metodología, este tipo de propuesta puede instrumentarse de diversas formas, dependiendo su variabilidad de la duración y frecuencia, los referentes a cargo de la propuesta, la modalidad de cursado, sus contenidos temáticos, y la instrumentación propiamente dicha.

La duración y frecuencia depende de la realidad institucional, de los recursos humanos y materiales con que se cuente, de los tiempos de que dispone la institución para destinar a un curso con estas características. En la UdelaR un CI puede tener una duración de entre tres y veinte días, ubicándose mayoritariamente en la primera semana de ingreso a la institución.

Respecto a los referentes a cargo de la propuesta, el curso se puede organizar, planificar y llevar a cabo por diversos actores institucionales, pudiendo estar más centrado en alguno de ellos. De esta manera se realizan coordinaciones con éstos; Decanatos y Direcciones, Unidades de Apoyo a la Enseñanza, colectivo docente, tutores estudiantiles, Centros y Asociaciones de Estudiantes, entre otros.

La modalidad de cursado, puede ser optativa u obligatoria para la población ingresante, e implica en algunos casos una evaluación en algún momento del curso, que apunta a realizar un relevamiento o diagnóstico sobre los conocimientos previos de dicha población. Proponer una instancia de evaluación en la que se identifiquen fortalezas y debilidades de la población, puede aportar insumos para enriquecer la planificación de posteriores cursos.

El contenido temático puede incluir tanto aspectos formales como aquellos que hacen a la dinámica y estructura de la institución, información sobre recursos existentes, entre otros. Habitualmente son instancias propicias para introducir temáticas que se desarrollan o profundizan a lo largo de la formación.

La instrumentación propiamente dicha, abarca la ejecución y puesta en marcha del CI, en la que se puede apelar a diversas modalidades, algunas más de tipo expositivo, con clases o charlas magistrales; otras apuntan al trabajo en grupos más pequeños, tomando como posible herramienta el juego, para vehiculizar la integración y la participación activa. En coordinación con otros departamentos de la Institución, en este caso con el Centro de Información Universitaria, se elaboran materiales informativos específicos para esta población que son entregados en estas instancias.

La participación del PROGRESA en los Ciclos Introductorios en los Servicios Universitarios, comienza en el año 2008, con una propuesta expositiva sobre los objetivos del Programa y su alcance.

A partir del año 2009 el Programa define su participación en el marco de los CI, mediante propuestas de carácter lúdico, con el fin de abordar la información, apostar al impacto y a través de metodologías participativas, apelar al involucramiento activo de los estudiantes nóveles. Los juegos constituyen infraestructuras tridimensionales que apelan a la constante creatividad. Cada diseño implica una búsqueda y actualización de información, profundizar en temas como: nuevas formas de ingreso a la UdelaR, trayectos diversos que ofrece la Institución, entre otros.

Al momento de su diseño se toman en cuenta aspectos que introduzcan un componente interactivo, que promueva el vínculo entre los participantes. De esta forma, en el transcurso de los últimos años, los CI se han constituido en dispositivos incluyentes.

La realización de este tipo de propuesta, implica el trabajo en diferentes escenarios, los que pueden definirse como espacios estructurados y espacios no estructurados. El espacio estructurado es aquel en el cual se espera que se produzcan los aprendizajes formales, puede hacerse referencia entonces, a los espacios áulicos. El espacio no estructurado es aquél de encuadre más inespecífico, donde los límites que lo definen son más difusos y en los que se generan aprendizajes desde otro nivel de comunicación (Mosca, Santiviago, y cols., 2010). Es un espacio extra áulico, En este sentido pueden considerarse como tal, los patios, pasillos, entre otros.

La propuesta lúdica se desarrolla en subgrupos de estudiantes de ingreso, quienes presentan en común inquietudes y expectativas referentes a su nueva situación de estudiante universitario. Esto promueve la creación y fortalecimiento de los vínculos y potencia la visualización de redes de sostén a nivel institucional.

El juego no se constituye como un fin en sí mismo, no es recreación netamente, sino que es un instrumento que apunta a la incorporación de otros aspectos que hacen a la realidad institucional. Winnicott (1971) plantea:

Lo universal es el juego, y corresponde a la salud: facilita el crecimiento y por lo tanto esta última; conduce a relaciones de grupo; puede ser una forma de comunicación. (...)... el juego es una experiencia siempre creadora, y es una experiencia en el continuo espacio- tiempo, una forma básica de vida (p.65).

Trabajar el amplio caudal de información, que se vuelve necesaria para optimizar el desarrollo del oficio del ser estudiante universitario, es una tarea que puede verse obturada, si los dispositivos elegidos para tal fin no son acordes al momento que el estudiante se encuentra transitando, donde lo nuevo se impone y percibe como agobiante.

El acto de informar y el cómo se informa es central en este período de inicio, en el cual es imprescindible comenzar a identificar los recursos facilitadores que la Institución brinda para un mejor tránsito en los primeros tiempos de vida universitaria. Para Exley y Dennick (2007) la información es una operación, esto implica la acción de informar, que tiene un contenido, lo que se informa, lo cual conlleva a la reducción del desorden.

La incorporación de las normas, de las reglas, de la amplia información, y su efectiva puesta en práctica , en términos de Coulon (1997), se denomina afiliación. Es en este momento que el estudiante ingresante pasa de ser miembro de la Universidad a pertenecer al universo intelectual específico del ámbito universitario.

6. Conclusiones

A través de lo desarrollado en el presente trabajo, se procura dar cuenta de la importancia y validez de la realización de este dispositivo de intervenciones, con un énfasis en el inicio de una nueva etapa educativa, como lo constituye en este caso la Formación Terciaria. Si bien esta propuesta es desarrollada específicamente en la interfase de la Educación Media Superior y la Universidad, puede implementarse en otra etapa del proceso de transición entre los diferentes niveles del sistema educativo.

Este dispositivo implica tareas de innovación constante y búsqueda permanente de información para poder cumplir con la finalidad primordial en esta primera etapa de los estudiantes, la cual involucra el abordaje de la información y el consecuente desarrollo de estrategias que posibiliten un mejor ingreso a la Universidad.

De esta manera, se procura que el estudiante logre capitalizar la información recibida al momento del ingreso y la potenciación de su proceso de inserción institucional, a través de la construcción de redes vinculares que habiliten y posibiliten los procesos de aprendizaje que allí suceden.

Referencias

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