TIPOS DE ABANDONO EN EL PRIMER AÑO UNIVERSITARIO. ORIENTACIONES PARA POSIBLES LÍNEAS DE ACCIÓN
Línea TemÁtica 1: Factores asociados al abandono. Tipos y perfiles de abandono

AMBROGGIO, Gladys
CORIA, Adela SAINO, Martín
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
e-mail: [email protected]

Resumen. En este trabajo se propone explorar la tipificación de la población que ingresa a las carreras universitarias y abandona los estudios durante el primer año. Con ese objeto, en tanto el interés se orienta específicamente a la posibilidad de identificar y precisar líneas de acción que promuevan o faciliten la permanencia de los ingresantes más allá del primer año de la carrera, se consideró la viabilidad de construir tipos de abandono sobre el criterio de su actividad y avance académico. Se analiza entonces este atributo en diferentes carreras en una universidad pública argentina. Se ofrece una caracterización de la institución universitaria de referencia, y de las poblaciones estudiantiles del sector estudiado. Se presentan datos sobre el nivel de egreso que exhiben las carreras, y la posición que en este sentido tiene el área bajo estudio en el conjunto de áreas de estudio que se desarrollan en la universidad. Se describen las formas de acceso estipuladas en cada caso. Finalmente, se construye una tipología de estudiantes que dejan sus estudios durante o al finalizar el primer año de permanencia, con datos sobre actividad académica correspondientes a una cohorte de ingreso. Se concluye que pueden establecerse distintos “tipos” de abandono, y se muestra su incidencia relativa. Se discuten algunas hipótesis sobre factores asociados a ese comportamiento y algunas líneas de estudios que podrían contribuir a complementar y ampliar este análisis. Se ensayan algunas reflexiones sobre líneas de acción, desde la perspectiva del trabajo institucional, que podrían contribuir a alentar la permanencia de los estudiantes según los tipos establecidos.

Descriptores o Palabras Clave: Abandono, Primer Año, Avance Académico

I. Presentación

Las universidades públicas argentinas han mantenido, en general, y con algunas excepciones, el criterio de ingreso abierto y educación superior no arancelada. Este criterio político de regulación del acceso a la educación superior se basa en la premisa que entiende a la educación superior como un derecho, y consecuentemente, abre a los jóvenes posibilidades de inclusión cultural y de formación profesional, sin más requerimiento que la idoneidad y la disciplina para el estudio. Hoy sabemos que los individuos adquieren y elaboran estas cualidades a lo largo del tiempo en los contextos sociales y educativos en los que se desenvuelven, y que por lo tanto, no es de esperar que estén distribuidas de igual forma entre todos. De ello se deriva que la población que accede a los estudios superiores en un marco de acceso abierto presenta características heterogéneas. Se alcanza el ingreso a los estudios superiores con distintas trayectorias académicas y con diferentes “disposiciones”. De este modo, el “acceso para todos” enfrenta rápidamente el desencanto de la fuerte pérdida de matrícula, en particular durante el primer año de estudios.

Cada vez es más extendida la convicción de que, para complementar el criterio de acceso abierto, es necesario intervenir para mejorar la permanencia de los que se incorporan al nivel superior de enseñanza, y en relación a ello se desarrollan diversas propuestas y programas que, en general, pretenden alterar diferentes aristas de la experiencia universitaria inicial. No obstante, el avance de estas propuestas parece no aportar modificaciones significativas de los niveles de permanencia, avance y graduación, en principio, por tratarse de acciones genéricas. Por esta razón, cobra interés el ir más allá de establecer el peso relativo del abandono de los estudios en relación al conjunto de la población que ingresa, para detenerse en las características de los que dejan sus estudios y de este modo identificar subpoblaciones que pudiesen requerir modalidades de actuación diferenciadas en el intento por evitar la pérdida de alumnos. En este sentido es que se considera relevante hacer foco en el primer año de estudios con el objeto de explorar la construcción de “tipos de abandono”.

Los niveles de permanencia y abandono de los estudios que se han observado en las organizaciones de educación superior han concitado el interés de los investigadores desde hace varias décadas. S. Donoso y E. Schiefelbein (2007), a partir de los aportes de otros autores, sintetizan el desarrollo de la investigación en este sentido, describiendo los distintos “modelos” explicativos propuestos según la perspectiva disciplinar adoptada y el énfasis asignado a las variables explicativas fundamentales. Los autores señalan, además, que estos modelos han recibido diversos grados de sustentación empírica, no concluyente.

A su vez. J. Braxton (2000) ha señalado que la problemática de la deserción ha sido objeto de indagación empírica desde hace setenta años, y destaca al mismo tiempo que el modelo explicativo propuesto por V. Tinto posee casi un carácter paradigmático en esta línea de análisis; no obstante ello, al realizar una síntesis de la evidencia empírica acumulada en relación con las principales proposiciones derivadas de ese modelo, los autores argumentan sobre la necesidad de su revisión (J. Braxton y L.Lien, 2000).

Si bien la investigación es abundante, sus conclusiones son limitadas en lo que respecta a ofrecer bases para la concepción de políticas que promuevan la permanencia y graduación. Por otra parte, la literatura especializada ha destacado la importancia del primer año en el desarrollo posterior de las carreras de los estudiantes. En efecto, este tiempo se presenta como un momento de transición, en el que los nuevos alumnos se encuentran en un espacio social distinto y con respecto al cual pueden tener poca comprensión de qué se espera de ellos y de cómo desenvolverse en múltiples aspectos, entre los que también se destacan los modos de afrontar el trabajo académico. Atravesar el primer año resulta crítico en el camino hacia la graduación. El trabajo docente con alumnos de primer año necesitaría abordar al mismo tiempo la enseñanza de contenidos específicos previstos en el plan de estudios y la creación de oportunidades de trabajo académico que faciliten la adquisición del oficio de estudiante.

En ese sentido, cabe destacar la centralidad de los procesos de aprendizaje que se realicen, tratándose la universidad de una organización destinada, entre otras finalidades, a la formación superior de las distintas camadas que ingresan a las carreras. En decir, el énfasis en la permanencia necesita ser anudado con los logros de aprendizaje que esos estudiantes obtienen. En relación con esta centralidad, parece oportuno diferenciar a los que dejan sus estudios en base al criterio de desempeño académico, y en particular de avance en la carrera. Este criterio permitiría explorar dimensiones de la experiencia universitaria inicial y conjeturar sobre distintas situaciones en las que podrían hallarse los estudiantes que dejan sus carreras. Por todo lo anterior, el objetivo de este escrito se orienta a diferenciar, desde una perspectiva institucional, la población de estudiantes que abandona su carrera durante o al finalizar el primer año según el avance logrado en la misma. Esto, con el interés primordial de buscar indicios que permitan pensar líneas de acción a desarrollar durante el inicio de las carreras de los estudiantes que complementen la política de acceso abierto aumentando las posibilidades de permanencia y graduación.

II. La UNC y la problemática de la retención de los estudiantes.

La Universidad Nacional de Córdoba (UNC – Argentina), con 400 años de existencia, es en la actualidad una organización pública, grande, compleja, y de particular relevancia en el contexto social en el que se encuentra. Está estructurada en trece facultades, en las que se desarrollan más de ochenta carreras de grado. Ofrece además formación de posgrado en diversas especialidades en las mismas facultades, en programas interfacultades y en centros de estudios avanzados. Desarrollan actividades distintos institutos y centros de investigación, al tiempo que se despliegan diversos programas de extensión y servicios a la comunidad.

Cada carrera está regulada por un plan de estudios que especifica “materias” o “asignaturas” a cursar o aprobar en los distintos años o semestres, así como otros espacios de formación (prácticas, idiomas, tesinas finales) y algunas normas complementarias que definen las condiciones para el cursado y la aprobación de asignaturas (correlatividades entre asignaturas, condiciones para presentar examen final de asignatura, etc.)

Con respecto a la población estudiantil de las carreras de grado, a la que nos estaremos refiriendo aquí, en la última década la UNC ha contado con un promedio aproximado de 110.000 alumnos, con una incorporación de alrededor de 20.000 nuevos inscriptos cada año. Como en general en las universidades argentinas, los estudiantes no residen dentro del espacio físico de la ciudad universitaria sino que permanecen en la vivienda familiar, u ocupan otros lugares de residencia, generalmente con otros estudiantes, en los barrios aledaños a la universidad.

La retención del alumnado durante el primer año, muestra los siguientes valores promedio para el conjunto de los ingresantes a las diferentes carreras que se dictan en la universidad:

Tabla 1: UNC – Retención en la carrera durante el primer año

Año de ingreso / año de reinscripción Retención promedio
2007 / 2008 73 %
2008 / 2009 70 %
2009 / 2010 73 %
2010 / 2011 64 %

Fuente: UNC Anuario Estadístico 2011

Esta información muestra que alrededor del 30% de los que comienzan su carrera en un año dado no se reinscriben al año siguiente. Los porcentajes son variables entre áreas y carreras; para la relación ingreso 2010/reinscripción 2011, varían entre un 20 % (Arquitectura) y un 70 % (Enfermería, Lic. en Nutrición), lo que justifica la necesidad de indagaciones que focalicen la carrera como nivel de análisis.

En un contexto de poblaciones estudiantiles heterogéneas y de marcada diferenciación de la oferta académica, los indicadores “promedio”, relativos a escalas más amplias – por ejemplo, un establecimiento universitario en su conjunto - no informan ajustadamente lo que ocurre en carreras específicas en términos de resultados académicos, en particular en momentos intermedios entre el inicio de los estudios y la finalización de los mismos. Por otro lado, el avance de los estudiantes en la carrera se va componiendo a partir del cursado y aprobación de las asignaturas específicas que se han incluido en el plan de estudios, en relación con criterios variables que se adoptan para la estructuración de la enseñanza y la evaluación en cada caso. Caracterizar lo que ocurre entre el ingreso y la reinscripción al año siguiente demanda incorporar al análisis algunos indicadores que describan lo que ocurre en términos de permanencia y aprobación de cada materia, y que permitan construir un panorama de conjunto.

Por otra parte, la información estadística que anualmente hace pública la universidad, si bien incorpora alguna referencia a la pérdida de alumnos a lo largo de las carreras, no incluye desagregaciones que permitan conocer “quienes” no se reinscriben y en qué condiciones lo hacen.

1. Política de acceso

Cualquier análisis de resultados educativos en términos de retención, permanencia, graduación no puede obviar la consideración de la forma de acceso a las carreras que se pone en práctica en la institución de que se trate.

En la universidad a la que hacemos referencia, se sostiene el criterio de ingreso abierto sin restricciones, el que se ha estructurado en una serie de momentos: se realiza en diciembre de cada año una preinscripción de nuevos estudiantes, los que asisten luego a un curso de nivelación que deben aprobar dentro de un período de tiempo acotado, pero que no limita el comienzo del cursado de la carrera. A fin de abril del año siguiente, los nuevos estudiantes deben confirmar la matrícula. La organización de los cursos de nivelación toma formas particulares en cada facultad, variando los énfasis puestos en el carácter de “nivelación” de contenidos básicos o de “ambientación” universitaria, así como la carga horaria, la subdivisión en diferentes modulaciones curriculares, y las condiciones de aprobación que permiten la continuidad en la carrera. Resulta de interés la comparación de la cantidad que se preinscribe, con los que realizan el curso de nivelación y los que confirman su matrícula, lo que suele denominarse la relación entre “aspirantes” e “ingresantes”. Como ejemplo, se puede considerar el año 2011: entre los primeros y los últimos existe una reducción promedio del 30 % para toda la universidad, variando según las carreras. En un estudio anterior, los autores denominan a este segmento de población los “estudiantes fantasma” refiriéndose a los que se preinscriben pero luego no confirman su matrícula, o bien confirmándola no realizan actividad académica alguna (Goldenhersch, y otros, 2006), considerando que su vinculación con la Facultad es prácticamente inexistente.

III. Un ejercicio de análisis para diferenciar subpoblaciones de no reinscriptos al finalizar el primer año

Como se señaló anteriormente el objetivo de este ejercicio analítico se orienta a diferenciar internamente, desde una perspectiva institucional, la población de estudiantes que abandona su carrera durante o al finalizar el primer año; se argumentará acerca de la utilidad de diferenciarlos según el avance logrado en la misma. En lo que sigue se presentan las áreas seleccionadas para el ejercicio y los indicadores utilizados.

1. Áreas seleccionadas

Nuestro interés en este caso se centrará en los aspirantes que confirman su matrícula al 30 de abril de cada año, por considerar que son lo que han sostenido su interés desde la preinscripción, la participación en las actividades iniciales planteadas por cada carrera y, en la mayoría de los casos, el desarrollo de los cursos de nivelación. A los efectos de no distorsionar los valores relativos que se presenten más adelante se consideraron exclusivamente los ingresantes que luego de la preinscripción y del inicio del curso de nivelación realizan el trámite de confirmación de la matrícula (“ingresantes”), momento en el que presentan la certificación que acredita que han concluido el nivel secundario. De esta manera, no se ingresan al análisis los llamados “estudiantes fantasmas”, que tienen a veces el efecto no advertido de aumentar las cifras de abandono.

Para plantear este ejercicio hemos procedido a la selección de algunas áreas de estudio/carreras, distintas entre sí en algunos aspectos importantes. Se han elegido las áreas de Humanidades, Odontología, y Cs. Económicas en coincidencia con la organización de “facultades” (cada una corresponde a una Facultad en la organización interna de la universidad). Difieren entre sí en cuestiones tales como el áreas de estudios, la cantidad de estudiantes atendidos (lo que se suele denominar el grado de masividad), los recursos de que necesita disponer el estudiante para el desarrollo de la carrera, las características de las poblaciones de ingreso, la diversidad organizativa interna en relación con la cantidad de carreras que involucran. La información a utilizar es la contenida en los anuarios estadísticos de la universidad complementada con algunos relevamientos adicionales sobre el avance de los alumnos en la carrera.

En el área de Humanidades están incluidas las carreras de Antropología, Archivología, Bibliotecología, Ciencias de la Educación, Filosofía, Geografía, Historia, Letras Clásicas y Letras Modernas. El área de Ciencias Económicas incorpora la de Contador Público, Licenciatura en Economía y Licenciatura en Administración. Odontología constituye una Facultad diferenciada, se incluye dentro del área de Ciencias de la Salud, y comprende una sola carrera. En el año 2011 el área de Humanidades contaba con 6.189 estudiantes, Ciencias Económicas con 16. 932, y Odontología con 3.631.

Las tres áreas seleccionadas muestran diferencias en lo que respecta a la organización de las actividades de acceso: los cursos de nivelación en Humanidades se realizan en el mes de febrero de cada año, enfatizan la ambientación universitaria y la introducción a la carrera, y finalizan antes del comienzo del primer semestre del año. En Ciencias Económicas el curso de nivelación está organizado en diferentes asignaturas, se dá relevancia tanto a la ambientación como a la nivelación de contenidos (económicos, matemáticos y contables), y finaliza antes del comienzo del primer semestre. En Odontología, el curso también se organiza en diferentes asignaturas, está enfatizada la nivelación en contenidos básicos (biológicos, de física y química), y se extiende desde febrero a lo largo del primer semestre.

En ninguna de estas áreas y carreras existen regulaciones que fuercen el retiro de los estudiantes, ya que no se definen estándares de actuación mínima para retener la condición de alumno.

El ejercicio que aquí presentamos se realiza en relación con los ingresantes en el año 2010; como ya se señaló, los grupos están conformados por los aspirantes que confirmaron su matrícula en la carrera al 30/04/2010; esa población está constituida por un total de 1038 nuevos alumnos en el conjunto de carreras del área Humanidades, 2.414 en Cs. Económicas, y 644 en Odontología.

2. Características de las poblaciones de ingreso en las áreas seleccionadas

El conjunto de carreras del Área Humanidades incorpora una proporción importante (42 %) de nuevos alumnos con edades superiores a los 26 años. Esta proporción es marcadamente mayor en algunas carreras: Archivología (74 %), Bibliotecología (83 %), Educación (69 %) y baja hasta aproximarse al 20 % en otras (Filosofía, Historia, Letras). En consonancia con esta diferencia en la edad de los nuevos alumnos varían otras condiciones (proporción de alumnos casados, presencia de hijos, situación laboral). Otras referencias señalan la posibilidad de fuertes variaciones en la configuración del alumnado de las distintas carreras; por otra parte, se observa un predominio de la población femenina como característica de los estudios en las humanidades (casi 65 % en el conjunto de carreras) pero ésto no se verifica en las escuelas de Filosofía e Historia (38 y 43%, respectivamente). Con respecto a la situación laboral de los nuevos alumnos, el cuestionario utilizado requiere indicar la “condición laboral durante la semana pasada”. En el conjunto de la población analizada, el 52,5% responde que sí (trabajó al menos una hora) y el 18,4% que no trabajó pero buscó trabajo. Agrupando estas respuestas se puede estimar que es probable que en el transcurso del primer año, la proporción de alumnos con algún compromiso laboral se aproximará al 70 %. En el caso de los nuevos alumnos de la Escuela de Ciencias de la Educación este valor llega al 85%, no siendo nunca menor del 50 % en las demás escuelas. Por otra parte, en lo referido al espacio y situación de convivencia, un 74 % indica que vive con sus familiares.

En el caso de las carreras de Ciencias Económicas, el 92 % de los nuevos inscriptos son menores de 25 años, y la población femenina representa el 55 %. Con respecto a obligaciones laborales, el 21% declara que trabaja, y el 19 % indica que buscará trabajo durante el transcurso del primer año de su carrera, lo que indicaría una cierta probabilidad de que en el conjunto de alumnos de primer año, un 40% presente algún compromiso laboral. El 78 % vive con familiares.

En lo que respecta a la carrera de Odontología, el 96 % de los nuevos inscriptos en la carrera tiene menos de 25 años, el 74% son mujeres, sólo el 14 % indica tener alguna obligación laboral y el 12 % refiere la intención de buscar trabajo, y el 64 % reside con familiares.

En síntesis, estas tres poblaciones estudiantiles son relativamente diferentes entre sí: el área de Humanidades pareciera exhibir una importante diversidad interna, y una elevada proporción de los llamados "estudiantes atípicos", que se incorporan a la universidad después de haber estado varios años fuera del sistema educativo (o en él pero como trabajador docente –para el caso de Ciencias de la Educación-), sosteniendo sus estudios mientras desempeñan actividades laborales, y por un conjunto de atributos que se relacionan con éstos, por lo que no serían, en una proporción importante, estudiantes de tiempo completo. El área de Ciencias Económicas atrae fundamentalmente estudiantes jóvenes, con un subgrupo importante que podría cursar el primer año a la par de atender compromisos laborales, y con prácticamente la misma proporción de convivencia con la familia que en Humanidades. Por último a Odontología se incorpora población joven, en la que una proporción muy importante es femenina, con una proporción bastante menor de miembros con algún compromiso laboral, pero también con una proporción menor de jóvenes que conviven con su familia.

3. Algunos comentarios sobre los indicadores utilizados

3.1 Indicador de abandono: no reinscripción en el año subsiguiente

Tratándose de un análisis referido al primer año del cursado de las carreras, la perspectiva pertinente es la referida a la permanencia en la carrera o a su contrapartida, la interrupción – que podrá ser temporaria o definitiva-. Una referencia sobre la permanencia se encuentra en la reinscripción obligatoria como alumno en cada año académico; la proporción de no- reinscriptos puede tomarse como una aproximación al nivel de abandono de la carrera, aunque exista la posibilidad de que algunos vuelvan a reinscribirse en años académicos posteriores. La no reinscripción al año siguiente debe tomarse entonces como un indicador imperfecto y que reclamaría para ser más ajustado un análisis por cohortes y proyectado en el tiempo, que ya se ha realizado en el caso de Económicas pero que no es propósito concretar ahora. Con la información que manejamos para este reporte no podemos apreciar si el retorno posterior tiene lugar, en qué proporción, después de cuánto tiempo. Tampoco es posible conocer cuándo, durante el transcurso del primer año, los estudiantes que no se reinscriben en el año subsiguiente han dejado de mostrar actividad académica. Pero además del carácter temporario o permanente de la no reinscripción, se ha insistido en diversos análisis, en que la persistencia en la carrera requiere llenar un mínimo de estándares referidos al desempeño académico. V. Tinto (1989, 1993) ha señalado en variadas oportunidades la necesidad de diferenciar, desde la perspectiva del individuo, los abandonos voluntarios de aquellos abandonos involuntarios asociados a la exclusión académica, por no cumplir estándares mínimos. En el caso que nos ocupa, al no haber requerimientos mínimos para mantener la condición de estudiante de una carrera, la diferencia pierde significado; hasta podría afirmarse que todos los abandonos serían “voluntarios”.

3.2 Indicador de avance en la carrera: cantidad de materias aprobadas

En este ejercicio quisiéramos sostener otra perspectiva, la que entiende que desde el punto de vista institucional es relevante distinguir según el avance académico que han logrado los que no se reinscriben. De forma incipiente, en el contexto nacional, se ha comenzado a plantear la pregunta acerca de las derivaciones en el rendimiento académico y en el abandono de los estudios de factores o configuraciones institucionales que pueden ser intervenidos o modificados desde las mismas organizaciones de educación superior. Es decir, es posible plantear la hipótesis de que las formas que adopta la enseñanza (el diseño curricular, las actividades de aprendizaje propuestas, los formatos de evaluación), y las experiencias de formación que posibilitan, en fin, lo que ocurre en el aula, tienen consecuencias en los logros académicos de los estudiantes. Esto agregado a la pregunta por las variaciones producidas en la permanencia por la provisión de recursos y apoyos de diverso tipo (servicios de apoyo y orientación, tutorías, ayudas económicas, becas, servicios de salud, espacios para deportes, bibliotecas, laboratorios, alumnos por docente). En ese sentido, se destaca la necesidad de un giro de perspectiva: las formas que asume la enseñanza en contextos particulares no pueden ser entendidas con un carácter “invariante”, es decir, sus características “son” de un modo, dispuesto por la institución y los profesores, y es el alumno el que necesita “integrarse”, “adaptarse”, “ajustarse”, “responder acorde a lo requerido”; en otros términos, se necesitaría considerar la posibilidad de que las variaciones en el comportamiento de los profesores, en los materiales de enseñanza, en las estrategias de trabajo, en las prácticas de evaluación provoquen diferencias en el aprendizaje y en el desempeño académico de los estudiantes. Es por ello que se considera que una caracterización de los no reinscriptos según el avance en la carrera puede constituir una tipificación de interés para revisar las formas de trabajo pedagógico institucional.

IV. Resultados del ejercicio analítico

1. El abandono de los estudios durante el primer año

Se presenta información sobre reinscripción en el año siguiente al del ingreso a la carrera; en el caso que nos ocupa, se trata de la reinscripción en 2011 de los estudiantes que ingresaron a sus carreras en el año 2010 en las áreas seleccionadas.

Tabla 2: Ingresantes 2010 según reinscripción en 2011.

2011 Humanidades Cs.Económicas Odontología
N % N % N %
Re-Inscrip 645 62,1 1558 64,5 460 71, 4
No Re-Inscrip 393 37,9 856 35,5 184 28,6
Total 1038 100 2414 100 644 100

Los datos muestran que en este sector seleccionado de ingresantes a la UNC la no reinscripción después de primer año varía entre un 28 y un 38 %, lo que está en torno al 30 % del promedio que exhibe el conjunto de carreras de la universidad; no obstante, las tres áreas muestran una variación entre sí del orden del 10 %, situación que resulta de interés para este ejercicio analítico.

Una pérdida de matrícula de alrededor del 30% sólo en el primer año de la carrera aparece como un fenómeno al que hay que atender, en principio, analizándolo más detenidamente. Una cuestión de importancia se relacionaría con averiguar el tipo de comportamientos asociados a la no reinscripción, pero también las condiciones en la que ésta tiene lugar. La respuesta a tales preguntas puede orientar algunos análisis y discusiones, en particular referidos a la contribución relativa de factores internos a la propia organización académica y de factores externos en la configuración de la no permanencia. De lo que se derivaría que no todos los “abandonos” ameritan la misma preocupación desde la perspectiva institucional, y no cualquier intervención o modificación puede resultar provechosa para fomentar la permanencia.

2. Nivel de actividad académica y avance en la carrera

Para avanzar en la caracterización de la no permanencia, se sintetiza información sobre la cantidad de materias del plan de estudios aprobadas por los reinscriptos y no reinscriptos en 2011; el número de materias aprobadas muestra el grado de avance en la carrera logrado durante ese primer año, pero también constituye una referencia del “nivel” y “densidad” de la actividad académica desarrollada por los estudiantes, interesándonos en particular por quienes deciden no continuar; la inclusión de los reinscriptos se realiza con el objeto de hacer comparaciones y destacar diferencias.

Se presentan datos agrupados; para agruparlos se tuvieron en cuenta algunos criterios derivados de las posibles configuraciones relativas a las condiciones en las que se produce la no reinscripción: a) no haber desarrollado actividad académica, o habiéndola desarrollado pudo haber sido de baja consistencia e implicación en el aprendizaje que no fue suficiente para aprobar materias; en esta condición se consideró a los que exhibían 0 o 1 materia aprobada; b) se aprueban materias, pero el ritmo es lento, alcanzando un nivel de aprobación de alrededor de la mitad de lo esperado según lo especificado en los planes de estudio, incluyendo en este grupo la aprobación de 2 a 5 materias; c) el número de materias aprobadas se aproxima más a la cantidad especificada en el plan de estudios, donde se computaron 6 o más. De esta manera se consideró que se representaban tres tipos de abandono, según las condiciones de avance en la carrera en que se producía

Tabla 3: Ingresantes 2010 - Reinscripción en 2011 según cantidad de materias aprobadas. Humanidades

  Materias aprobadas Total
0-1 2-5 6 y más
Reinscript. 169 (26,2%) 297 (46,0%) 179 (27,8%) 645 (100%)
No reinscript. 335 (85,2%) 49 (12,5%) 9 (2,3 %) 393 (100%)
Total 504 (48,6%) 346 (33,3%) 188 (18,1%) 1038 (100%)

Tabla 4: Ingresantes 2010 - Reinscripción en 2011 según cantidad de materias aprobadas. Cs. Económicas

  Materias aprobadas Total
0-1 2-5 6 y más
Reinscrip. 252 (16,2%) 589 (37,8%) 717 (46,0%) 1558 (100%)
No reinscrip. 593 (69,3%) 260 (30,4%) 3 (0,3 %) 856 (100%)
Total 845 (35,0%) 849 (35,2%) 720 (29,8%) 2414 (100%)

Tabla 5: Ingresantes 2010 - Reinscripción en 2011 según cantidad de materias aprobadas. Odontología

  Materias aprobadas Total
0-1 2-5 6 y más
Reinscript. 39 (8,5%) 277 (60,2%) 144 (31,3%) 460 (100%)
No reinscript. 141 (76,6%) 43 (23,4%) 0 184 (100%)
Total 180 (27,9%) 320 (49,7%) 144 (22,4%) 644 (100%)

La consideración conjunta de las tres tablas anteriores muestra que la distribución de los estudiantes con respecto al avance en la carrera en el transcurso del primer año no sigue un patrón similar en las tres áreas consideradas: en Humanidades la mayor proporción está representada por los que han aprobado 0-1 materia (casi la mitad), mientras que en Odontología ocupa ese lugar el grupo de los que aprobaron entre 2 y 5 materias, representando este grupo también prácticamente la mitad del conjunto. En tanto, Económicas muestra una distribución más pareja entre grupos.

Pero cuando se consideran sólo los no reinscriptos la distribución en los tres grupos es similar: los que aprobaron entre 0 y 1 materia constituyen el grupo más numeroso, siendo notablemente menor la proporción de no reinscriptos en el grupo intermedio, y son casi inexistentes los que abandonan habiendo logrado un avance en la carrera próximo al requerido en los planes de estudio. La conclusión más destacable es que entre el 70 y el 85% de la no reinscripción al año subsiguiente corresponde a estudiantes que no han desarrollado actividad académica.

V. Comentarios finales

Al desarrollar este ejercicio analítico se ha intentado mostrar que desde el punto de vista institucional y en relación a la definición de líneas de acción tendientes a prevenir la no permanencia de los estudiantes que comienzan diferentes carreras universitarias es necesario distinguir grupos según su actividad académica. Para ello se seleccionaron algunas áreas diversas dentro del conjunto de carreras ofrecidas con el objeto de que no se vieran reflejadas en el análisis las particularidades de una única carrera. Se focalizó en abandono en el primer año, habida cuenta de que se ha destacado en la literatura la relevancia de este período en relación con el abandono de los estudios, y porque además en la institución analizada la no reinscripción al año siguiente representa en promedio un 30 % de la matrícula de ingreso. Los datos han mostrado que si se distinguen grupos según niveles de actividad académica y avance en la carrera, prácticamente el 80 % de la no matriculación corresponde a ingresantes que no desarrollan actividad académica y no muestran por consiguiente prácticamente ningún avance en la carrera. Mostraron además que son casi inexistentes los estudiantes que, habiendo logrado un significativo avance en la carrera, deciden abandonar los estudios. Es importante destacar que estos valores se observan en el contexto de poblaciones estudiantiles correspondientes a diferentes áreas y que muestran diferencias en algunos atributos relevantes. Otra característica de contexto no menor es que se trata de una universidad pública, no selectiva y gratuita.

El ejercicio realizado muestra además las ventajas de la consideración conjunta de información sobre los que abandonan y los que continúan después del primer año; en este caso, y desde el punto de vista del avance académico, se advierten problemáticas comunes: el ritmo de avance lento, con la aprobación de un número significativamente menor de materias en relación a las requeridas, constituye una situación que se observa por igual en ambos grupos.

Como subgrupos de estudiantes que no se reinscriben y que pueden constituirse en poblaciones a los cuales dirigir acciones diferentes podemos distinguir: los que no desarrollan actividad académica. Persiste la necesidad de reconstruir las situaciones específicas que configuran este comportamiento –iniciar una carrera, no desarrollar prácticamente ninguna actividad académica y abandonar – lo que requeriría estudios específicos; además, la existencia de un subgrupo que no persiste con estas características, y su destacable peso relativo, permite proponer que debe ser tenido en cuenta al valorar las cifras de abandono definitivo de diferentes cohortes de estudiantes.

Por otra parte, se podría proponer para este grupo un acompañamiento, a través de diversos dispositivos institucionales, muy temprano en el inicio de la carrera a la par de los cursos de nivelación; más aún, no se descarta que, en este momento, una parte de este grupo afirme su alejamiento a partir de elaborar con mayor claridad la elección de carrera, y no confirme su matrícula. los que abandonan en condición de un avance lento, condición que comparten con una proporción equivalente de los que continúan. Se puede especular con respecto a la necesidad de estudiar con detenimiento las cuestiones asociadas a la implicación en las actividades de aprendizaje, el vínculo con el conocimiento, y sus relaciones con las prácticas de enseñanza y en su marco, específicamente las de evaluación. Ello demanda otros estudios: por una parte, sobre permanencia y aprobación tomando como unidad de análisis la materia o asignatura del plan de estudios (Serra Hagedorn, 2012); por otra, el análisis de situaciones de enseñanza y aprendizaje en contextos particulares, con abordajes interpretativos. Es sensato proponer en este sentido el desarrollo de políticas que promuevan la revisión de estas prácticas en vistas a los logros obtenidos por los estudiantes.

Abordando la especificidad de políticas orientadas a atender la particularidad de ambos grupos, constituye un desafío común para la institución universitaria generar condiciones que contribuyan a garantizar ese derecho a la educación superior. Desde la sanción de la Ley Nacional de Educación en 2006, la ampliación de la obligatoriedad de la educación a la culminación de la educación secundaria, así como ha contribuido a ampliar derechos constitucionales a poblaciones para quienes el acceso a ese nivel era antes negado o no formaba parte de las expectativas de los sectores socio-culturales de pertenencia, también exige de las casas de estudios superiores una mirada compleja sobre las implicancias de que sean cada vez más los estudiantes universitarios primera generación de familias en acceder a este nivel. Será preciso atender también de modo global cómo la universidad pone a disposición cada vez más propuestas que permitan a los nuevos estudiantes apropiarse de herramientas culturales en sentido amplio y de las claves para comprender tempranamente las reglas de juego que este nivel supone y que ya sabemos, marca diferencias sustantivas respecto del precedente. “Pasar” por la institución universitaria en sí mismo tiene un carácter formativo; “implicarse en ella” constituye un trabajo más complejo para los estudiantes pero esencialmente, representa un desafío para las políticas académicas de las instituciones públicas.

Referencias bibliográficas

Braxton, J. (2000): Reworking the Student Departure Puzzle. Nashville: Vanderbilt University Press.

Braxton, J. y L. Lien (2000): The Viability of Academic Integration as a Central Construct in Tinto's Interactionalist Theory of College Student Departure. En J. Braxton, Reworking the Student Departure Puzzle (pág. 11:28). Nashville: Vanderbilt University Press.

Donoso S. y Schiefelbein, E. (2007): Análisis de los modelos explicativos de retención de estudiantes. Estudios Pedagógicos XXXIII, N° 1 , 1:27.

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