Los colores del triunfo

Adolfo Berríos Riaño
DICOMES

Todo buen fanático lo sabe. Todo atleta lo vive cada día. El deporte despierta la emoción en todos nosotros, calienta nuestra sangre, enciende nuestra pasión. Ser un deportista es comprender que el éxito solo aguarda tras el sudor, tras la lucha y el sacrificio. Ser un deportista es también saber que todo ese esfuerzo valdrá la pena.

¿Qué motiva a un deportista a entregarse con tanta devoción? ¿las medallas? ¿la fama? ¿el sueño de convertirse en el próximo Usain Bolt o Leo Messi? ¿o hay algo más?

La respuesta es la pasión, amar lo que se hace, dedicarse de lleno y por voluntad, a ser los mejores.

En la UTP nos sentimos muy orgullosos de ser la primera Universidad acreditada del país y disfrutamos de nuestro prestigio. Pero, lo realmente importante, no son los reconocimientos o lo que otros perciban en el exterior. Lo importantes es aquello que está detrás de todos esos logros. Un compromiso continuo con la excelencia, con mejorar cada día un poco más.

Para lograrlo se requiere una buena dosis de humildad. Hay que reconocer nuestras limitaciones. Reconocer que hay mucho por mejorar y subirse las mangas para trabajar es una decisión que nos define como personas. Aquellos que lo han vivido son los que mejor representan la esencia de nuestra Universidad.

Osel Martínez, espada en mano, encaró a su oponente en la final de esgrima de los Juegos Juveniles Centroamericanos. Su máscara escondía una cara de determinación y esperanza en remontar el marcador adverso. De regreso en la UTP, lidera el Club de Esgrima y continúa con sus estudios, con el mismo fervor, con el que representa a nuestro país en el extranjero.

Aixa Middleton, colonense, ingeniera electromecánica y egresada de la UTP regresó del extranjero con dos medallas de oro en lanzamiento de disco y lanzamiento de martillo. La fortaleza que la llevó al podio es la misma que le permitió obtener su título universitario.

Como en el deporte, para triunfar en el mundo académico, se necesita el apoyo de familia, amigos y un ambiente apropiado para poder desarrollarse. El entusiasmo se contagia y en la UTP la pasión es un virus que ronda por el Campus.

Ronda en los pasillos del Edificio 3, donde cuando la mayoría de los administrativos están recogiendo sus cosas se escuchan los pasos ordenados de karatecas entrenando.

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Ronda en el sótano, donde se escucha el ir y venir de una pelotita blanca y un grupo de estudiantes en pantalón corto, del equipo de Tenis de Mesa de la UTP, raqueta en mano, esperan su turno para practicar. Y ronda también al aire libre, en las prácticas de esgrima o en la cancha de fútbol, donde una chica de poco más de 20 años lidera el grupo de rugby femenino en su entrenamiento.

“En esta administración somos todos deportistas.”

Omar Aizpurúa, Vicerrector Académico de la Universidad, dijo estas palabras en la inauguración de la Liga de Fútbol 2da División. Días después, Alain “Astro Boy” Nieto, del Departamento de Transporte, celebraba emocionado la victoria de su equipo en la Liga Administrativa. “Como Ronaldinho” decía con una sonrisa de oreja a oreja.

En la UTP nos gusta ganar. Nos gusta ser los mejores. Todos y cada uno de nosotros, desde nuestro Rector hasta el estudiante de primer ingreso, todos, tenemos hambre de victoria. Sudemos con orgullo la camiseta de ser UTP.

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