José Castillo1*, Ashley Lan1, Jayson Morán1, Enrique Aparicio1, Valerie Tuñón1, Matías Gutiérrez1, Carmen Ortega2
Lic. en Ingeniería de Sistemas y Computación, Facultad de Sistemas Computacionales, Universidad Tecnológica de Panamá 1, Departamento de Ingeniería de software, Faculta de Ingeniería de Sistemas Computacionales, Universidad Tecnológica de Panamá2
Vol. 6 - N.° 2 · Diciembre · 2020 https://doi.org/10.33412/rev-ric.v6.2.2896 53
El sueño ha sido visto como una necesidad fisiológica desde siempre. Es bien sabido que es muy importante dormir adecuadamente porque muchos estudios y divulgaciones confirman, una y otra vez, los efectos dañinos que una vigilia constante puede causar. Las razones que se pueden tener para mantener un estado recurrente de privación del sueño son variadas; pueden ir desde la necesidad de hacerlo hasta el querer hacerlo. Pero, sea cual sea la razón, el resultado es el mismo: consecuencias negativas para la salud. No podemos negar que muchas veces es necesario mantenerse despierto por muchas más horas y que ello nos ayuda a mantener el ritmo de nuestro día a día en varias ocasiones, pero no faltan quienes llegan al extremo de adoptarlo como un estilo de vida y algo de lo más normal. En este sentido, no es raro escuchar frases como: “Trasnóchate”, “Estudiantes universitarios no duermen”, “El cansancio es mental” y un muy largo etcétera de frases, que llegan a aceptarse como verdad, dichas por estudiantes, docentes y profesionales en distintas áreas.
Actualmente, parece que pocos le dan al sueño la importancia que merece, enfocando en aquellos que forman parte del sistema educativo, pero ¿por qué? La respuesta es simple y se divide en dos partes: la primera es que, como se mencionó, actualmente la idea de privarse del sueño es bien vista siempre y cuando se cumplan con las exigencias académicas o laborales; y la segunda es que muchos ignoran el daño que se hacen realizando esa práctica, es decir, mientras no vean ni sientan algún problema o malestar respecto a su salud entonces todo está bien para ellos. Esto último es análogo al dicho “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Todo esto lleva a preguntarse ¿Es eficiente privarse del sueño con el fin de rendir académicamente?
En este trabajo se pretende evaluar la relación que existe entre el rendimiento universitario y la privación del sueño. También se analizarán los patrones de sueño más recurrentes en estudiantes universitarios.
Como herramienta principal, se diseñó una encuesta que fue distribuida en línea entre los estudiantes de la Universidad Tecnológica de Panamá, incluyendo a personas de todas las facultades, con la cual se pretendía obtener los datos de variables como la cantidad de horas de sueño y el rendimiento académico con esas horas. La metodología preparada consistió en proporcionarle la encuesta a una cierta cantidad de personas para que ellas lo distribuyeran a más personas.
Por otro lado, y volviendo a la idea ya planteada anteriormente, muchos estudiantes y hasta docentes ignoran los efectos negativos para la salud que puede conllevar desvelarse, por lo que en este documento se presenta una relación entre el sueño y el rendimiento académico de los estudiantes universitarios, con el fin de determinar si es posible que el trasnocharse resulte en un mal desempeño académico como nos dicen otros estudios, al analizar las respuestas obtenidas durante la encuesta aplicada a más de cien estudiantes. Los resultados se plasman en gráficos y tablas.
Según la Real Academia Española el sueño es el acto de dormir o el deseo de hacerlo.
“El sueño, como lo concebimos diariamente, se lo puede definir como un estado normal, recurrente y reversible de disminución de la percepción y de la capacidad de respuesta al medio ambiente” [1].
Entonces, es posible decir que el sueño es un estado necesario para el cuerpo, pues es en ese momento cuando nos recuperamos de todo el tiempo que pasamos despiertos y ocurren una gran cantidad de eventos necesarios para mantenernos saludables mental y físicamente. Por esto se considera un estado reparador.
El sueño tiene diferentes fases que se van turnando a lo largo del mismo. El ser humano pasa por dos etapas llamadas NREM (Movimiento Ocular No Rápido) y REM (Movimiento Ocular Rápido).
“La fase de sueño NREM dura 6 horas y la fase de sueño REM 2 horas” [2].
Adicionalmente se dice que tanto el sueño REM como el NREM tienen un rol protagónico en la memoria y aprendizaje. “Específicamente el sueño NREM o sueño de ondas lentas iniciaría este rol importante en el desarrollo y en el aprendizaje” [3].
Volviendo al punto, la fase NREM se divide en cuatro sub fases:
La primera se caracteriza por la transición entre vigilia y sueño, es decir, pasar de estar despierto a estar dormido.
En la segunda la actividad cerebral se va haciendo más profunda y se va disminuyendo la temperatura, la frecuencia cardíaca y respiratoria de manera progresiva.
Durante la tercera y cuarta fase, el sueño es más profundo y las ondas cerebrales se van ralentizando. Estas fases se conocen como sueño lento.
Como se mencionó anteriormente, hay cuatro puntos relacionados con la anatomía y fisiología del sueño y del ciclo vigilia-sueño:
El sueño NREM caracterizado por ondas lentas donde no hay movimientos oculares rápidos.
El sueño REM en donde sí se dan movimientos oculares rápidos.
El ritmo circadiano que regula estos ciclos de vigilia- sueño.
Básicamente se podría considerar que existen cuatro interruptores encargados de la activación de las funciones mencionadas. Son llamados núcleos y se definen de la siguiente forma:
Las clasificaciones y tipos de trastornos del sueño se encuentran en la Clasificación internacional de los trastornos del sueño en su versión 3 (ICSD-3) revisada en 2014 [5]. Comprende lo siguiente:
Entre los factores que pueden provocar una alteración durante el sueño tenemos [6]:
El ambiente.
Estimulantes (alcohol, café).
Enfermedades (trastornos del sueño o no relacionadas directamente).
Cansancio o fatiga.
Edad.
Medicamentos.
Estilo de vida (muy activa o sedentaria).
Dieta.
Nicotina.
Luces artificiales (se dice que ocasionan el mismo efecto que provoca la luz solar, haciendo que se active la producción de hipocretinas).
Una noche ocasional sin dormir hace que se pueda sentir cansado e irritabilidad, al día siguiente, pero no dañará su salud. Después de varias noches sin dormir apropiadamente, los efectos físicos empeoran.
Si se continúa no descansando bien, la falta de sueño puede afectar la salud. Mencionaremos algunas enfermedades que son el resultado de no dormir bien, de acuerdo con Live Well [7].
Mayor riesgo de depresión: La depresión y el sueño han estado conectados desde hace mucho tiempo. Las personas que duermen menos de cinco horas por noche se sienten estresadas, enojadas y tienden a tener perdida de sentimientos de optimismo. Investigaciones como “El sueño y la depresión” por Sleep Foundation.org [9] han encontrado que los síntomas de depresión pueden disminuir una vez que se ha restablecido el sueño. Al crear un plan de tratamiento para la depresión, se debe considerar dormir.
El aprendizaje es un proceso humano continuo, que comienza desde el día que nacemos hasta el día de nuestra muerte. Es un proceso innato de la naturaleza humana. Comúnmente se entiende el aprendizaje, como un proceso que se da de manera académica, como en el colegio o en la universidad. Aunque no está errada esta conceptualización, el aprendizaje abarca más aspectos, es una capacidad de nuestra especie que nos ayuda adaptarnos, a adquirir nuevas habilidades y poder interactuar con nuestro entorno.
De acuerdo con el artículo “Learning: Definition, Characteristics and Types of Learning in Psychology” [7], los psicólogos definen el aprendizaje como el constante cambio de comportamiento como resultado de una experiencia. Entonces podemos entender que el aprendizaje es una incesante evolución personal, que obtenemos a medida que vayamos adquiriendo nuevas vivencias.
El aprendizaje ocurre a partir de [8]:
Presencia de estímulos en nuestro ambiente.
Presencia de emociones e instintos en nuestra naturaleza.
Según la división de medicina del sueño en la facultad de medicina de Harvard [9], una persona con falta de sueño no puede enfocar la atención de manera óptima y, por lo tanto, no puede aprender eficientemente. El sueño en sí tiene un papel en la consolidación de la memoria, que es esencial para aprender nueva información.
Cuando estamos privados de sueño, nuestra concentración y vigilancia cambia, lo que hace que sea más difícil recibir información. Sin un sueño y descanso adecuado, perdernos nuestra capacidad de acceder a la información previamente aprendida. Además, nuestra interpretación de los eventos puede verse afectada. Perdemos nuestra capacidad de tomar decisiones acertadas, porque ya no podemos evaluar con precisión la situación, planificar en consecuencia y elegir el comportamiento correcto. El juicio se deteriora.
El sueño de baja calidad y la falta de sueño también afectan negativamente el estado de ánimo, lo que tiene consecuencias para el aprendizaje. Las alteraciones en el estado de ánimo afectan nuestra capacidad de adquirir nueva información y, posteriormente, recordar esa información. Aunque la privación crónica del sueño afecta a diferentes individuos de varias maneras (y los efectos no se conocen por completo), está claro que un buen descanso nocturno tiene un fuerte impacto en el aprendizaje y la memoria.
El sistema académico en general se basa en calificaciones para determinar el buen o mal desempeño que tenga un estudiante. Entre más altas sean las calificaciones, más alto es el rendimiento del alumno.
Actualmente vivimos en un mundo completamente conectado, el trabajo ya no se limita a la oficina o al centro académico. La tecnología nos ha facilitado mucho trabajo, pero irónicamente también nos ha condicionado a poder hacer más trabajo. Las exigencias llevan a muchos a pasar de sus horas para comer, su tiempo de ocio, su tiempo con familiares o amigos y también a sacrificar sus horas de sueño, ya sea reduciéndolas o teniendo un desfase horario, en donde prácticamente se duerme a la hora que se pueda.
Ya desde hace muchos años se ha venido justificando la importancia de dormir adecuadamente, ya que los patrones de sueño influyen de manera significativa en la salud en general. En varios estudios se han evidenciado los impactos negativos de trastornos del sueño como el insomnio, la apnea de sueño, la narcolepsia, etcétera, en el funcionamiento físico y mental. Dichos malestares son capaces de alterar el estado de alerta, las capacidades de concentración, debilitar el sistema inmune, agravar enfermedades crónicas, generar estrés (y otros desbalances hormonales) y accidentes que en ocasiones resultan fatales [13].
La capacidad de aprendizaje y memoria son elementos íntimamente relacionados y completamente necesarios en estudiantes de cualquier nivel. Por lo tanto, son factores que influyen directamente en el rendimiento académico universitario.
La pregunta principal sigue en pie, ¿Cuál es la relación entre el sueño y el rendimiento académico universitario?
Tomando en cuenta la información presente en este artículo, se realizó un estudio y una evaluación de datos, donde el tipo de investigación empleado es correlacional. El método de investigación utilizado es cuantitativo, el que nos ayuda a evaluar los datos, de los cuales se mostrará su resultado posteriormente. El diseño de la investigación es no experimental, ya que el trabajo investigativo que realizamos no se basa en un experimento, sino más bien en un caso real, el cual deseamos comprobar su veracidad. Las variables que se definieron para determinar esto son: la privación del sueño en los estudiantes, su aprendizaje y cómo su rendimiento universitario se ve afectado.
La muestra se determinó tomando en cuenta la población de estudiantes de la Universidad Tecnológica de Panamá. Esta muestra fue realizada con el estilo de muestreo bola de nieve, ya que utilizamos los medios de comunicación para compartir la encuesta, que fue respondida por estudiantes de esta universidad. El estudio de los datos se calculó tomando en cuenta los resultados de la encuesta, que fue respondida por 146 estudiantes. Los datos obtenidos fueron analizados y gracias a esto se obtuvieron los resultados finales de la investigación.
El procesamiento de datos que se llevó a cabo fue a través de la comparación de las respuestas obtenidas en la encuesta realizadas a los estudiantes de la Universidad Tecnológica de Panamá.
La encuesta aplicada constaba de cinco preguntas, las tres primeras se enfocaban en conocer datos generales del encuestado, facultad donde estudia, edad y género; las dos últimas se enfocaban en conocer la cantidad de horas promedio que duerme durante el periodo académico y el rendimiento promedio en la universidad. Se utilizó como valor de referencia el promedio de horas que duerme el encuestado durante el periodo académico, ya que es muy difícil conocer de forma exacta la frecuencia de las horas de sueño durante el periodo académico universitario.
En las gráficas que se muestran a continuación (ver gráfica 1 y gráfica 2) se puede observar la cantidad de horas que duermen los estudiantes y el rendimiento universitario de los estudiantes.
Gráfica 1. Cantidad de horas que duermen los estudiantes.
Gráfica 2. Rendimiento universitario de los estudiantes.
Gráfica 3. Comparación de la cantidad de horas que duermen los estudiantes y su rendimiento universitario.
En la tabla 1, se muestra la moda de rendimiento universitario de los estudiantes por la cantidad de horas que duermen.
Tabla 1. Moda de rendimiento universitario de los estudiantes por la cantidad de horas que duermen
Rendimiento universitario |
|
Menos de 2 horas |
Regular y bueno |
2 - 4 horas |
Regular |
4 - 6 horas |
Regular |
6 - 8 horas |
Bueno |
Más de 8 horas |
Regular |
Al ser analizados los resultados que se obtuvieron en la encuesta, se encontró que el 76% de los estudiantes duermen entre cuatro y ocho horas y que el 88% de los estudiantes lleva un rendimiento universitario entre regular y bueno. Además, al comparar la cantidad de horas que duermen los estudiantes con el rendimiento universitario que tienen, se observó que el 87% de los estudiantes que duermen entre cuatro y seis horas y el 88% de los estudiantes que duermen entre seis y ocho horas tienen un rendimiento universitario de regular a excelente. Cabe destacar que inclusive los estudiantes que duermen en promedio menos de cuatro horas al día durante el periodo académico tienen un rendimiento universitario entre regular y bueno.
El sueño es una actividad que forma parte de nuestras vidas, ya que es la forma que tenemos para recuperar energías, es muy importante dormir para nuestra salud. De acuerdo con los resultados de nuestra encuesta, podemos entender que muchos estudiantes no duermen de manera adecuada. Puede que esta práctica no les afecte ahora, pero en el transcurso de sus vidas, se puede desencadenar una serie de padecimientos físicos, que pueden perjudicar diversas áreas de sus vidas, como la interacción interpersonal, al igual puede llegar a afectar sus planes o metas, ya que su salud puede quedar condicionada por no haber tenido buenos hábitos de sueños en un periodo de años. Es por ello por lo que, a pesar de que haya la creencia popular de que dormir es una pérdida de tiempo, en realidad es una actividad vital que nuestro cuerpo necesita, para evitar afecciones graves.
Se agradece a la Universidad Tecnológica de Panamá por brindar las herramientas necesarias para llevar a cabo esta investigación y por incentivar a los estudiantes escribir artículos que pueden ayudar a otros estudiantes a conocer más sobre distintos temas. También se le agradece a la profesora Carmen Ortega por motivarnos a escribir artículos que sirven como evidencia de los conocimientos que adquirimos durante nuestra carrera universitaria y que nos pueden ayudar en la vida profesional a sobresalir de un grupo.
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