Desde la Universidad Tecnológica de Panamá miramos con consternación el grado de conflicto social que se amasa en nuestro país, cuando, a la par de tales expresiones de desasosiego social, el Ministerio de Economía y Finanzas reporta que el crecimiento de la creación de riqueza nacional supera el 10% el año pasado (el más alto de América Latina) y la inversión extranjera alcanza índices que nos hacen la envidia de nuestros vecinos. Esta paradoja forma parte, no de una expresión coyuntural, sino de un mal estructural al que se debe atender con la visión amplia del que no sabe que la fiebre no está en las sábanas. Que la sociedad panameña está polarizada no es dictamen nuevo. Pero más que una polarización que atienda a cuestionables perspectivas políticas (de izquierdas o de derechas, como antes se decía), está en la injustificable polaridad entre la creciente riqueza de los menos y la creciente depauperización de los más, una polarización que incluso se ha instalado en el propio sistema educativo, donde debemos reconocer la existencia de circuitos diferenciado con una educación de calidad para los menos y de una educación mediocre para la mayoría.
Publicado: 2008-02-07